Me encanta la facilidad que tenemos para olvidar... y para descansar o acostumbrarnos... o para todo lo que nos desarma y desalma. Es casi cómico ver como nos vamos volviendo monocromáticos monofónicos monosílabos monobioticos todoignorums... pobres los monos... ¿alguien nota algo raro a su alrededor? ¿No ven todo como muy parecido?, ¿no sienten que su vecino esta viviendo la misma vida que ustedes?..¿No creen que eso sea malo?.. ¿No les parece mala la homogeneidad? (cambiar "mono" por "homo" simplifica los conceptos)
Las ultimas 100 horas de mi vida fueron raras... mas aún... sospechosas.-.. Sentí pasar sobre mí un torrente de pensamientos que se movieron sobre una paleta de extraños colores... mi ser bebió desde la tristeza hasta las desilusión y término ahogándose en la comprensión y la virtud, pero nunca arrimo ni a la compasión ni a la ira: brutalidad de los necios, siendo la risa nuestra brutalidad.
Realmente 'estamos ciegos de ver'. Una vez creí que la humanidad, tomada como la enfermedad que es, se curaba con dos simples hechos: conciencia y respeto. ¡Que errado estaba! la humanidad no es curable. Pero es tratable.
de pronto me vi rodeado en lo que esperaba fuera un homenaje a la sinrazón, al anhelo, y al ser sobre todas las cosas, al ser que desea estallar para luego cosechar sus estragos; pero donde me encontraba parecía mas bien celebrarse un Elogio a la ignorancia, al desamor y a al rango (cereza de los sabios, nunca de los inteligentes)...
La Ignorancia fue hasta pensada en alguna parte de la olvidada historia como una tierra sin cultivar, lo cual le quitaba un poco de dramatismo a su existencia. Hoy en día es la sed que calma el hambre meta y física del hombre. Sobre estos tiempos el hombre ha decidido rendir culto a la ignorancia como única forma de subsistencia y adaptación. Ignoro luego soy. Se comienza ignorando por reflejo y termina siendo un deporte.
Cuando me refiero al desamor quiero hablar de cosas que no parecen involucrarlo netamente. Una de ellas es la capacidad de acostumbramiento. ¿Es razonable que nos acostumbremos a cualquier cosa sea cual sea? No. Esta es mi respuesta y mi lanza. No me importa que tan buenos o que tan malos sean los tiempos en los que estemos desarrollándonos, es urgente que los neguemos y odiemos, con el único fin de llegar a otros, mejores o peores no importa, otros.
El acostumbrarse a todo, lo que algunos toman como una de las mayores virtudes del hombre, yo lo veo como quizá su mayor enemigo.
Del acostumbrarse crece espontáneamente en el hombre el espíritu del esperar. El hombre vive su vida esperando, y se acostumbra a eso en una especia de cielo que viene y se va todos los días. Esperar tanto como acostumbrarse llevan al olvido dos movimientos mas que necesarios para el ser: buscar y desear. El hombre que espera no busca ni desea. El esperar le sirve de cántaro, si espero es por que vendrá, piensa auto complaciéndose. Pero el cántaro oculta el vacío en su oscuridad. No hablemos de amarse a si mismo o a otros, solo estamos hablando de amar. Un hombre que no logra desear, que cree no necesitar buscar nada, que lo único que cree necesitar esta justo frente a su nariz, ¿que necesitaría amar ese hombre? Nada. Y si nada necesita amar, ¿Por qué amaría?
No cabe en mi mente la idea de que el hombre se acostumbre y de igual manera ame.
La búsqueda eterna es la única razón y forma que el amar encuentra en el ser. Solo equivocación y ceguedad beberá el hombre que crea haber encontrado algo que ponga fin a su búsqueda satisfaciéndola, por que sobre todas las cosas, habrá encontrado solo espejismo y aun peor, espejos. Y hombres que beben en espejos dudo que vuelvan a mirar hacia los lados para buscar, y el hombre que bebe de su espejo solo se desea a él, lo que es lo mismo que nada. Frente a espejos es uno de los sitios donde la espera se hace mas complaciente, y donde la búsqueda queda olvidada con mayor facilidad.
Otro de los disfraces del desamor es el amor mismo. El amor apócrifo. El que entra por los ojos las narices y los dedos. Más conocido como el amor de los desalmados o de los suplicantes. Este amor es dado a quienes se arrastran rogando en llantos que les entreguen amor, pero un amor que todas puedan admirar y mas aun envidiar. Un amor superior al que los demás reciben.Sépanlo ahora, ese amor que rezan no existe. Ese amor buscado y artificiado no puede compartir ninguna comparación con el amor verdadero, el que es engendrado por el respeto. Ese amor llamado apócrifo donde las hombres hunden sus lenguas esperando recibir miel, lo único que logra es impedirle al hombre engendrar amor verdadero o miel por si mismo. Del barro nace el verdadero amor, no del cielo. Se debe desear besar la tierra y no el cielo para llegar a él. Un hombre que aun deseando, desee mas el cielo que la tierra, no amara nunca mas que lo que su nariz y sus ojos le dejen ver.
No es fácil hablar sobre el rango. Es el mayor acto hedonista y ególatra nunca imaginado. ¿a nadie le parece absurdo que alguien desee y se sienta por encima de otros de un modo u otro? El ser se desgarra por bajar mientras el hombre solo piensa en subir. Bajar, para el ser, representa llegar a un estado de conciencia que permita la explosión máxima del razonar y la lucidez, alimentando y alimentándose con sus estragos. Para el hombre, subir representa llegar a un estado donde su alimento es la palabra obtusa y la fugacidad, y donde su pie se posa sobre las cosechas convirtiéndolas en ponzoña.
El rango es la herramienta exacta para separar a los hombre entre si, pero mas aun, para separarlos de la tierra y del ser, ya que mientras mayor rango tiene un hombre mas cerca esta del cielo. Una ves mas el hombre se arroja en cántaros que nada tienen para darle en sus fondos. Este cántaro seco es el deseado, amado, y cada día mas cercano Cielo.
En alguna parte del tiempo hubo que elegir. El hombre claramente decidió ir y buscar el cielo. El mono prefirió quedarse amando la tierra y su barro.
Quizá aun tengamos una idea equivocada respecto al sentido en que se mueve la evolución.
El Hagabal 19-09-05.
PS.: “Los necios no podrán entender” (L.A.S.)
martes, septiembre 20, 2005
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